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Atención: la impresión, copia ó publicación de alguno de nuestros textos y sin autorización causa pena corporal y es un delito federal, basado en las nuevas leyes vigentes que lo sancionan y le llevan a cárcel inmediata y sentencia equivalente a un máximo de 50 años.
Asimismo, el uso ó contratación de terceros, sean profesionales de cualquier naturaleza, incluyendo los llamados "psíquicos", usuarios y expertos en computación, bloqueadores de redes ó de telefonía, vía inalámbrica ó por GPS, avanzadas, bases de datos y sistemas de información, incluyendo la página que presta el servicio gratuito a nuestro portal, están incluidos en el delito, y de así realizarlo y consumarlo, se sujetan a la misma pena.
Los derechos son exclusivos de Sam.can, Sam.can.services y Producciones Sam.can, y de su creador René Marsilli Hernández. Cualquier similitud con publicidad externa que usted observe en otro medio, denúnciela públicamente para ejercer acción penal en contra del plagiario. Asimismo, si observa comentario alguno, anuncio publicitario ó propaganda usando cualquier frase, logo, ó comentario similar, ó de tema similar al nuestro, también denúncielo públicamente y en varios medios, no sólo los conocidos, hasta agotar opciones. Si es advertido ó amenazado cuando denuncia a que no lo haga, envíenos un correo ó llámenos a nuestro teléfono. Nosotros atenderemos el caso y procederemos inmediatamente.


 
 

1. Llega la masa del proveedor, envuelta y previamente solicitada por el tortillero, el proveedor firma en una libreta (usualmente, son medio informales, pero llevan la cuenta de todo).

2. En esta libreta, se apuntan la fecha, los kg entregados y el precio, así como el anticipo, si lo hay ó el pago por la masa.

3. Se enciende la máquina tortilladora, se toma parte de la masa y se vierte al molino para que comience a aflojarla (la masa, por favor señoritas, no empiecen con sus excesivos derechos dictatoriales).

4. La masa es aplastada y redondeada para que, una vez cortada de forma circular, corra por los comales que van calentándose hacia abajo, como escaleras lisas.

5. Finalmente, salen las tortillas y caen a un círculo de latón que las concentra (si es que éstas no se caen, como usualmente pasa por lo mal diseñado de las mismas).

6. Para seguridad, si no hay clientes, se protegen las ya hechas en un recipiente térmico, para conservarlas lo más que se pueda, de forma fresca.

7. El papel que se usará es almacenado debajo de la vitrina donde nos atienden y la báscula usualmente está a la vista.

1. Quién procesó la masa, qué tipo de grano se usó, a qué temperatura se calentó, qué moldes usaron, qué ingredientes se le agregaron en adición, bajo qué procedimientos de higiene se procesó la masa y qué tipo de material para envolverla se usó (rafia usualmente verán, lo cual no es permisible y es inseguro). Bueno esto fue antes de que llegara la consabida masa pero

2. qué número de lote tiene la que llegó a la tortillería, junto con la hora y fecha de elaboración así como de caducidad (diferenciamos dos términos, de una vez: caducidad, pérdida de las cualidades máximas del producto, de forma gradual. Prescripción, vencimiento del periodo de uso, utilidad ó efectividad de algo).

3.  Cuántas tortillas se fabricaron exactamente, cuántas hubo de merma. Cuánta masa se perdió también como desperdicio ó se cayó. Cuánto gas se usó, cuánta electricidad y a qué hora se comenzó con el proceso de amasamiento y fabricación de la tortilla.

4. Qué ingredientes se le adicionaron a la masa que llegó a la tortillería (cal, mejorantes, absorberntes y retenedores de agua, ver nuestro texto de "Concentrancia Perruna" en http://samcanservices.mex.tl/930291_Concentrancia-perruna.html para complementar conocimiento).

5. La báscula está calibrada y cuenta con sello y evidencia de la última calibración. Debe haber, además del holograma (una etiqueta plástica, tipo verificación vehicular), un certificado de calibración por empresa certificadora. O nos dan 1kg de a ¾ de kg.

6. Bueno, es rutinario que, a los que nos mandaron a las tortillas ó que ahora vamos voluntariamente como mandilones por necesidad (no se burlen femininas clientes que a ustedes también las mandan) llevemos una servilleta ó una bolsa pero, si no fue así, pagamos papel (no es gratis, cuesta, acostúmbrense a que estos empaques cuestan). Pero, acaso sabemos si el material es de “grado alimenticio”; es decir, que el papel está autorizado y lleva un proceso químico que permita envolver alimentos y no suelte o desprenda residuos que afecten o “contaminen” el producto envuelto, al humedecerlo, con el calor, al simple contacto, debe haber una certificación en la etiqueta del papel ¿la hemos visto? Usualmente no pero, aaah cómo nos quejamos de que “huele mal”, de que la tortilla “se supo a papel”, etc.; eso les pasa por no exigirle al tortillero, mismo que, si no cambia ó modifica nuestra petición, es sujeto a una multa cuantiosa y a que le cierren el negocio, por lo menos.

7. Nos las llevamos a casa contentos y, al llegar y sacar una para deleitarnos con un taco de frijoles con aguacate. Aaah, perdón, el pinche aguacate anda por las nubes, hasta parece como si lo importáramos de China, ó su madre se equivocó en la Secretaría de Economía.

8. Pinche Sam exagerado, -me dirán, ya lo sé, quítaselo y ya no reclames, sólo cómetelo (sin albur, que ya les voy conociendo). Pués sí, se lo quito ¿y?

9. ¿Qué pasaría si fuera un fierro? (ay qué susto les m… dio) el que se encontraron, a manera de residuos de la máquina, de soldadura, de un tornillo ó de algo que, en un par de horas les reventará el estómago ó les causará una alergia y, se me murieran.

10. Lo interesante sería la noticia del día posterior y sus esquelas en el obituario: “MURIÓ POR UN PINCHE CABELLO” ó “MURIÓ DE COMERSE UNA TORTILLA”.

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