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1982: Ricardo Lucero Chimal, uno de los dos “tipos locos”, ex compañero de la primaria y del cuadro de escolta, casi abordándome en Aurrerá Fuentes del Valle, Tultitlán por ahí del 2009 y después de 7 robos, sin emoción ni intención de saludarle por lo comentado, aunque suene orgulloso y arrogante el decirlo. Para fines matemáticos y científicos, hey que exponerlo como fue.
Hacia abajo (imaginando un flujo de información), Guadalupe, la “gatita bajo la lluvia, hermosa mujer quien me consintió todo mi sexto año de primaria, en el metro General Anaya, 3 años después, cuando ya estaba en la Vocacional, y quien emocionada le señaló a su familia “ahí vá René, sí es”. Efectivamente, linda mujer, yo era, pero, al regresar de Taxqueña, ya no te encontré.
A los lados, Blanca Estela López Cervantes, hermosa capitana de escolta de sexto año, y encontrada cual shock emocional me causó el verle como asistente del Director, nueva contratación de Inmobiliaria los Remedios, empresa a donde me enviaron cual mensajero perruno solía ser por no poner nunca pretextos para llevar lo que me pidiesen, con tal de no estar sin hacer nada y de flojo con “h”, cobrando un sueldo mediocre sin ser desquitado eficientemente. 11 años después, en 1993.
Continuando con el anterior párrafo, lateralmente cuando trabajé en Salles Sáinz, después llamado Grant Thornton.
Durante mi larga estancia en la UNAM, revisando su presupuesto anual, mismo que, dicho sea de paso, jamás le hallamos cómo demostrarlo por más que nos desvelamos y cuestionamos (pretexto, por cierto, para no promoverme, por parte del Gerente, Antonio Garmilla, al mentir diciéndome que Víctor Rojas no le había entregado la evaluación, cosa que no fue así porque yo había hablado con él previa y posteriormente, pero que era frecuente el hacer esto por parte de los mediocres con puesto de Gerentes y autoridad dictatorial temporal, de la que luego las cuerdas ajustaron, al plantearme que había ofendido a todo su personal del Patronato UNAM cuando el trato fue respetuoso y nos pidieron que no nos fuéramos, porque fuimos los pioneros y su forma de enlazar las áreas donde ellos chocaban ó friccionaban) ni enlazarlo porque, precisamente está diseñado para ratonearse todo lo que se pueda por parte de los Directivos de esa loable institución que, de Autónoma tiene lo que yo de rubio: nada, 92% del presupuesto es asignado por el Gobierno Federal, lo que no le dá autonomía alguna, por más que se pongan la camiseta de independientes, y mientras sigan de haraganes pagando $0.20 pesos por inscripción absurda y manipulable para fines que sólo a ellos les beneficia.
Ahí -justo en 1994 (siguiendo con el flujo de enlace) trabajé con mi colega y amigo Raúl Fabián, a quien las cuerdas nuevamente nos reunieron tanto en el trabajo como en la escuela (parte de la Universidad y parte de la Vocacional), a quien le hicieron la misma salvajada para no promoverlo porque no era del agrado de algunos gobernantes déspotas del propio despacho. Y tocamos armónicamente por unos cuantos meses, a pesar de las cuerdas desafinadas de José Patricio Cruz, síntoma de envidia que siempre desconocí motivo, pero que su odio era evidente y del cual yo la llevé de perder, desquitándose en mi evaluación cuando no tenía derecho a opinar porque no era mi encargado.
Ya ni mencionar a Gustavo Díaz de León Herrera, por aquello de los Ramos, porque el decirme que contaminaba a los demás, sí fue un insulto a mi profesión cuando terminé capacitando a sus chalanes. Los que aprendieron bien, los que no, siguieron de flojos. Eso sí, muy aduladores con el citado personaje.
Que me van a boletinar. Boletinar de qué: de empleo, de empresas. Si quienes ofendieron fueron los citados arriba y por citar abajo. El ofendido soy yo señores, no sean moralinos ó hipócritas, -que es el adjetivo correcto.
Boletinarme por parte de periodistas, ó de clientes, ó de la colonia. Yo estoy dado de alta en la SHCP. En tal caso, los ilegales son los ambulantes y muchos quienes han estado junto a mi negocio sin siquiera estar dados de alta en tal secretaría. Ilegal es el que vende en la calle y obstruye espacios públicos. Ilegal es el que vende piratería. Yo vendo marcas regionales, legales y con estándares también loables.
Boletinar qué. Mi nombre, mi marca, mi esfuerzo porque les incomoda lo que ustedes provocaron. Yo no les hablé.
Y cuando me dirigí a los periodistas para exigir justicia, ni me pelaron. A cambio, el silencio de las cuerdas finalmente protege intereses.
Lo positivo: (hacia arriba, en el enlace) tuve el placer de conocer a Yolanda Cortés, curiosamente homónimo de la Sra. quien me rentó su casa en Cuautitlán Las Trojes para establecer mi negocio (estoy sujeto a comprobación y error pero, de la evidencia la expongo), quien me presentó a una hermosa mujer a quien mis ojos se encantaron de verla todavía más bella de lo que la dejé cuando iba en la Vocacional: Edith G. Hernández (le quito la G. que no le gustaba). Las cuerdas se enlazaban nuevamente pero no hice el suficiente esfuerzo y constaté i teoría de las presentaciones forzadas.
En paralelo, conocimos a las principales áreas de las diversas facultades de la UNAM, y era un placer trabajar ahí, aunque muy desgastante por las horas y ritmo de trabajo, y la cosecha fue adversa tanto para Raúl como para mí, a nivel profesional cuando fuimos los pilares que sostuvimos las auditorías toda la temporada.
Decía yo que uno de los Gerentes era Antonio Garmilla. Las cuerdas aplicaron el efecto que él traía acumulado por todas las que había hecho. Lo amable como me lo dijo no quita el hecho de que mintió. Se escindió con un socio y parte del personal de Salles y formó Williams y asociados, del cual luego le ofrecieron una dirección en una automotriz quien lo dejó como el perro de las dos tortas, sin ofender a mis colegas caninos, yo sustituiría el sustantivo de perro por el que ustedes elijan.
De Williams están Verónica Galindo (respetable Gerente, ex Salles), esposa de Gustavo Arreguín, Gerente de una hasta entonces deconocida automotriz y con quien me recomendaron (Fernando Hernández, Gerente a quien le brindé mi respeto, nobleza y no abuso al hacer mis recibos de pasajes por $1.80 pesos, $3.60 y demás del trolebús, y quien sus cuerdas sonaron al unísono al recomendarme, lo que agradezco hasta hoy) justo un año antes de que ingresara a la llamada Randal Corporación.
Las cuerdas de Raúl emigraron a TMM quienes lo trataron bien de inicio pero que, sin embargo, los brillantes siempre seremos sujetos de envidias y demás cosas propias de los empleos, le tiraron mala onda posteriormente, ya que lo habían utilizado, claro está.
A la par, otra cuerda llamada Jesús Prado arribaba a Williams, una combinación de talento pero sobre todo, de esfuerzo profesional, y principalmente de un principio de no agresión que le pudiera afectar sus promociones, ayudado por su increíble resistencia de la escala guy lussac, lo cual es valioso para ser promovido a mayor escala pero que no le resta méritos propios, debo decirlo.
De hecho, yo fui quien le sugirió que se cambiara de despacho posteriormente. Cosa que sucedió, al mejor son rockero que pudiese sonar la híbrida combinación para que arribase al despacho RV como Gerente que merecía ser reconocido por su trayectoria (la que fuese, para no caer en suspicacias ó consumos).
El único que se quedó, de las cuerdas ó instrumentos reconocidos, fue el chelo. Es decir Hugo, sí Hugo de la Cruz, hermano de Miguel de la Cruz, el de TV 11. Su estable situación económica como Zar de Azcapotzalco le permitía disfrutar su estancia en Salles, con su estilo muy peculiar, un tanto cínico, que siempre le reconocí.
Los necesitados, mejor emigramos por más billete, porque esa orquesta siempre fue demandante, denostaba los ensayos y los conciertos, y regateaba para pagar, incluyendo los engaños de combinar como parte del sueldo virtual, los vales y demás prestaciones, propia de despachos y firmas reconocidas con mediocre paga.
Ya por aquella época me daba cuenta de que rondaban tipos muy extraños a cada lugar donde iba, por paranoico que suene el asunto.
Y para demostrarlo, basta tan solo decir que, de todos los ahorros que había hecho durante un año de mi trabajo en la nueva Randal Corporación a la que había ingresado con buena carta de presentación, fui objeto de sendo atraco al departamento del cual compartía con otros dos compas que, tiempo después, me dejaron morir solo y mejor le llegué, antes de que discutieran por la misma mujer que ambos habían tomado. Ahí perdí todo mi equipo electrónico de sonido (componentes modulares) que compré y armé con mi trabajo y que cierto es, denunciamos pero, al igual que ahora, la justicia se mueve con billete, corrupción y tratándolos a todos como lo que son: como gatos. En esos días denuncié, también por radio, a un entonces desconocido Carlos Ramos Padilla, de quien hablaré al enlazarlo posteriormente y a otro más quien no me peló y no recuerdo con exactitud quién fue. El Sr. Ramos Padilla sólo se limitó en decir: “lamentablemente René eres otro más víctima de la delincuencia, y contra ésta nada se puede hacer”. Gracias, esperaba algo más. Ahí comprobé mi “Teoría de la no espera”, y jamás he esperado nada de nadie.
La pérdida, en números actuales, fue equivalente a poco más de $25 mil pesos, entre tornamesa, un módulo central de audio, dos decks caseteras, dos reproductores de los entonces nuevos cd’s, algunos cd’s, ecualizador y demás. Mis amigos de entonces (escuela y despacho) vieron como posibles a los propios vecinos envidiosos ó mis concubinos como responsables pero mejor rechacé la hipótesis aunque sí dudé de los vecinos envidiosos y amargados de los departamentos aledaños, incluyendo a la esposa del Juez, a quien le gustaba utilizar todo su tiempo libre en intrigar contra los vecinos, y principalmente por el respeto que le tengo a María Luisa Liquidano, de quien le agradezco su noble gesto de recomendarme a vivir con su novio y dividir gastos, lo cual me ayudó a mi mediocre sueldo percibido del citado despacho hasta que llegó el cuate, tercero en discordia, que no respetaba ni una loción ó un shampoo ajeno. Por ella, decidí mejor no acudir ni con la milicia, ni con judiciales ni con conocidos ó federales, de los cuales ya conocía, aunque sea por saludo, desde tiempo atrás, sin llegar a ser amigos. Nunca me ha agradado estar en ambientes hostiles, por lo que partí de la colonia del Valle a los Reyes Coyoacán (no cabe duda que, eso de los reyes, ya trae cábala supersticiosa para quienes así lo creen. Paso, soy agnóstico, sólo señalo).
Agradecí vivir ahí, a pesar de estas adversidades, porque conocí a otro tipo de personas, lo cual me permitió ampliar mi campo de inadaptación social y compartir muchas cosas que no voy a mencionar porque, de nada sirve trastocar cuerdas que se unieron a las mías o se fundieron en una romántica serenata, salvo que éstas trastoquen las mías, lo cual dudo.
Ahí ví pasar a un clarín, un tanto dispar en su sonata, llamado Pedro “perro Aguayo”. Esto es, que comenzó mi interrelación con luchadores, por simple cruce, que no por saludo menos por amistad. Ya luego sería Carlos Garza en Lallemand antes Galliapán. El Sr. Aguayo, a pesar de su gesto hostil y agresivo, es una persona muy caballerosa, pués saludaba a su paso a sus vecinos de la Narvarte. De estatura inferior a 1.60m, pero con corpulencia de 2 perros como yo y andar un tanto apresurado.
Y así llegué a las demandante orquesta de Randal, pero bajo un nuevo Gerente aún no designado que, ya de entrada padeció lo que muchos a mi llegada: vió en riesgo su promoción a la vacía Gerencia de Auditoría, puesto que jamás me interesó, ni siquiera a mi llegada. Yo buscaba dos objetivos: trabajar y aprender directamente con el Director Financiero, y buscar posteriormente una Gerencia General ó una Subdirección. Lo primero se logró, con creses, colitis por oxidación estomacal y demás retos. Lo segundo nunca sucedió, y se vino abajo, tras la ruptura entre los Directores de orquesta, de apellido Rangel de Alba. Ruptura que afectó a quienes fuimos leales por 7 ó más años, entre órdenes de uno y de otro, intrigas de sus docto-abogados Shaw y Marín hacia JARA, y Arroyo y Ocio hacia JRAB, y sus pruebas de lealtad, visitándonos ó llamándonos y habiéndose pasar por distintas personas ó enviarnos correos a nombre de empleados d ela propia empresa, lo cual siempre he detestado que abusen de identidad, de autoridad ó similares y conexos, al grado tal que justo un año antes presenté mi renuncia y aviso previo para retirarme dentro de los 365 días siguientes, palabra que cumplí, y que de inicio causó risas y burlas, hasta que la vieron llegar y se pusieron nerviosos, y antes de que entre hermanos se pelearan por lo que habían construido por 20 años, y de los cuales varios contribuimos con nuestras cuerdas e instrumentos a que sonara afinado ese concierto, a pesar de que éramos tan sólo una Camerata los que desquitábamos las 20 horas diarias, mientras los comodines gozaban de triple sueldo, dormían tranquilos ó trabajaban en el banco a placer.
Y aquí se desprenden varias cuerdas:
Mientras la Camerata resistió embates en el grupo, el dueño de la orquesta pensó que un banco podría ser una mejor orquesta para él, aún inexperto, así trató con Luis Creel, sí el ahora citado con los famosos $4 millones de usd. y le compró la tenencia accionaria del Ixe. A su lado, dos instrumentos fenomenales: Alberto Pérez Aceves y Carlos Setién. El primero murió y, el segundo, decidió partir porque entraron 2 cuerdas desafinadas e intrigosas: Arroyo y Ocio.
Y ahora la división era trabajar para 3, en lugar de uno solo, porque hasta al banco lo manteníamos. Los aciertos de nosotros al tocar eran para el banco, y los errores eran porque, según ellos, desafinábamos. Años después, me dieron la razón de que esa estructura de banco no era la mejor.
Como Alberto Cortés: el banco creció, el tiempo pasó. A este banco se unió la Afore siglo XXI, sí, la de los problemas que ahora le va a ocasionar a Banorte. Le siguió CISA casa de cambio, y medio que una aseguradora que no se concretó.
Y las automotrices, bien gracias. Por más que intenté señalar que la capacitación era la base, Jorge González nunca me peló a mi sugerencia de capacitar a la gente para hacerla más brillante, hasta que la orden llegó de JRAB, cuando cedió el banco al güero Burillo Arzárraga, sí, el de Pegaso y Atlante.
Y me queda un cabo el que enlazaré posteriormente: quién es Hampshire y qué relación tiene con ellos, como para saber si confío ó desconfío de otra persona.
Ahí sí, resultó que la capacitación era prioridad para la empresa, después de 7 años en que lo pregoné. Son de esas cosas que no le perdono a quien fue mi Director de orquesta. Eso, y las ofensas a mi persona. Las ofensas a mi trabajo ó a mi profesión, las tomo como son, pero hacia mi persona, trastocan mis cuerdas, y él las trastocó al igual que en Salles. Simple: tratar mal a quien le era leal fue lo peor que él pudiese ser, aún cuando se lo hice saber, mientras sus colegas en paralelo de mando, se regodeaban sin hacer absolutamente nada. Por eso me fui, porque prefirieron a Directivos y Gerentes Generales flojos, pránganas, falderos, arrastrados y tranzas que a jóvenes que dimos todo por Randal, hasta nuestra salud. Y muchos hasta su vida, como Luis Enrique Espinosa, un hábil Gerente quien fue el único que tomó en serio mis reportes de hacer “venta de temporada” para sus inventarios parados que no se habían movido en años, misma que resultó todo un éxito, generó efectivo y felicitaciones. A él claro, porque al auditor ni lo pelaron. A las pruebas me remito, busquen documento y carta de sugerencias cuando puse en orden las cuerdas de todo Roche Bobois y de Bang and Olufsen: mi misión fue modernizarla en estructura de inventarios, información y resultados, y lo logré sin ser ni siquiera gerente. Yo fui quien propuso la pistola como lector óptico de código de barras y quien analizó todo el inventario.
Carlos Ojeda sólo era Gerente de coche, yo de resultados.
Y hablando de Carlos Ojeda, su hermana, todo así lo indica, fue mi cliente en Cuautitlán. Tal vez me equivoque, tal vez no. Pregúntenle si se llama Julia. Porque, si no es así, la Julia a la cual me refiero era compañera de la secundaria, 28 años antes. Esas son las cuerdas puestas pero no espontáneas.
Y siguen las cuerdas tocando: de Carlos Ojeda, lo enlazo con José Huitrón, con Reyna Pérez, con la entonces Gerente de Dicsa Sur, Agustina Rivera, con Refugio y con varios más, a la orden de un tal Jacobo, quienes están perfectamente, unos participantes, otros coludidos, otros sólo orejas de cómo provocaban situaciones idénticas a la que me provocaron: robo de mis bienes, humillaciones, acoso, burlas, mandarme mujeres para que me las dieran, hasta que yo “cediera” y eligiera a una de ellas, entre risas al enterarme de que así trataron a varios tipos de los cuales les expreso mis condolencias pero yo empezaría por matar a cada uno de estos tarugos que, al menos a mí, provocaron lo mismo, y sobre eso voy, si Felipe Calderón no actúa en los 6 meses que le quedan. Advertidos están, los coludidos que sean.
Pero como a Reyna, a pesar de que le estoy agradecido por lo que me apoyó, yo también le correspondí con aguantar su neurosis, todo su embarazo (van ligados, uno por el deseo de procrear y otro por el resultado de la procreación), así que no la estoy culpando, simplemente estoy precisando que ella sí estuvo enterada de este tipo de cosas que coordinaba tanto Agustina con personal de Randal como otros operarios, padroteando a sus hijos, jóvenes y demás, como vil juego de casamiento, del cual siempre ha odiado y al cual, con esta experiencia, supere que era el mismo. Así que, si Reyna ahora olvida esto, es síntoma inequívoco de su miedo a la verdad. A mí no me gustaría que padrotearan a sus hijas ó a la familia de Agustina, como nunca estuve de acuerdo con que padrotearan a las jovencitas ue me manosearon, repegaron, tortearon, ó me arrimaron, pierna, senos, nalgas y demás, como si esto fuera un juego, que para mí perruna persona no lo es. Yo prefiero encontrar otra Stradivarius y juntos tocar bajo la misma pieza musical, sin importar si el sonata, son huasteco ó rock.
Quien no denuncia es cómplice. Yo denuncié. Y quien haya sido partícipe, estará en su conciencia TODA SU VIDA.
Este es el resultado de trastocar cuerdas que no se deben tocar.
Pero sigamos:
Decía yo que había una Refugio:
El tipo quien me embaucó con papelería me pidió que le depositara a una tal Refugio Contreras Marín (él, de nombre José Manuel Barajas Contreras, al menos de presentación que no de identificación). Lo de Marín por Ernesto Marín, por André Marín ó por Miguel Marín. Lo de Refugio porque es la misma que la exempleada de Dicsa. Lo de Barajas porque es el homónimo del director de cámaras del Canal 22. Y lo de Contreras porque es pariente de Rebeca H. Contreras. Sólo ellos les contestarán. A mí ni me busquen porque me encuentran. La frase, ya sabe quién me la enseñó.
De ahí se desprende su esposa (de J.M. Barajas) Sandra Luz Vázquez Rodríguez.
Y las cuerdas nuevamente vuelven aponer en lugares precisos a estas personas. Ella, según personajes ya citados en Lallemand México, -como la intrigosa de Liliana Lucía Romero Pizano, su amiga directa, dueña de una papelería donde podía sacar copias.
Y las cuerdas prosiguen su camino: ofreciéndome un lote de papelería justo el mismo día en que me negué a comprarle y donde posteriormente me robaron la primera ocasión. No creo en coincidencias, pero sí en colusión, tanto de empleados y exempleados de Lallemand como de la propia colonia que hacen de sus hijos verdaderos ladrones.
Y de ahí se desprende otra cuerda: Alfonso Florencio Hernández, Contador de Lallemand, mentiroso para muchas cosas, entre ellas, decir que iba a estudiar cuando sus maestros me preguntaban por él telefónicamente. Llamar al citado Sr. Barajas, sobre unos recibos de honorarios de un tal Sr. Sandoval.
De entrada, la Srita. Liliana Romero, estaba bajo observación de sospecha por robo de know how de la empresa, situación que el Sr. Hernández obstaculizó intencionalmente a mi persona. Cuerdas similares, no cabe duda que se unen, aunque sea para coludir. Asimismo, es responsable de haber ocultado información para los Sres. auditores de KPMG, de manera intencional durante la última visita que atendí, a pesar de la instrucción expresa del Sr. David Ip (Director de Contraloría de Lallemand Canadá) de que yo no los atendiera porque ya me retiraba de la empresa y contraviniendo sus instrucciones, por órdenes del Sr. Carlos Aguirre Acosta, Director de la empresa en México. Insisto, no cabe duda que las cuerdas se juntan, para mal, a veces.
Y en lo referente al Sr. Sandoval, se tratará del Sr. José Luis Sandoval Sánchez, quien dijo trabajar en el Instituto Mexicano del Petróleo, empresa que técnicamente ya no existe, quien me pidió hiciese su contabilidad y cuyos recibos estaban marcados justo donde el Sr. Hernández así lo señalo con todo y clip a lápiz. Sr. Sandoval que visitó a mis vecinos de casa siguiente, en su automóvil Cruisier color plata y quien me negó todos los hechos pero que desprenden listados de llamadas de los conteos de la empresa Lallemand a su teléfono. Cómo me explican esto.
Tan simple como que la colusión para joder es colectiva.
Pero regresémonos a 1991, a Tubos Dysa, justo antes d eque me retirara, para ingresar a Salles.
Hace un par de semanas, me tocó el claxon una persona en un carro blanco nissan tsuru. Sólo lo reconocí cuando giró su cara.
Será el mismo mensajero de nombre Angel Hernández, que trabajaba para Plásticos y Derivados y Tubos Dysa, empresas propiedad de Carlos Sandoval Olvera, Alfonso Sandoval Olvera e hijos: Carlos, Alfonso y Antonio.
Ahí preguntaría por las personas ue recientemente me han visitado.
Pero continuemos: ahí trabajaba un Eladio Tovar Betancourt. Acaso no será el hermano de Juan Carlos Tovar Betancourt, quien tenía su negocio a unos pasos del mío en Santiaguito Tultitlán (Herramientas Puebla Pau) y primo de Alejandro Tovar Sepúlveda (Corporación Rica Coca Cola). Y Pau que no será la hija de Reyna (Paulina). Y de ahí llegó un tal Huitrón. Acaso será familiar de José Huitrón, chofer hasta hace unos años de JARA en Randal, y de quien entiendo ya murió éste último. Y de aquí se desprende un Rodrigo a quien le llaman para informarle de mi persona: a qué Rodrigo se refieren a JRAB ó al hijo del hermano ya fallecido ó al adolescente Rodrigo, alias Rúby, ó Rully, porque también le llaman a un Sebastián, que no será Sebastián Rully, a quien no identifico más que de nombre. Y Alejandro Tovar Sepúlveda no será familiar de quien corrieron del PRI hace unos años por tranza. Y no será familiar de un Alejandro Tovar que es periodista de Deportes de Radio Red ó sólo un homónimo para protegerlo de que este perro investigue.
Las llamadas que realizan entre actuales personas con quien tengo contacto y un tal Carlos, un Alfonso y un Rodrigo, se encaminan a lo mismo: mantenlo ahí, que no se vaya, y dirigidas a un proveedor que me sustituyeron por un distribuidor, una conversación  entre un tal Alfonso y un segundo, donde dice haber enviado a madrinas conmigo. Serán madrinas para bosa, bautizo ó acompañantes ilegales de judiciales.
A mí no me pregunten de dónde salió esto, pregúntenselo a ellos.
Se refieren a Alfonso Sandoval, Carlos Guillén/Aguirre/Sandoval/Ojeda, en fin… todos tienen cuerdas interrelacionadas.
Y hablando de Corporación Rica Coca Cola, que dicho Alfonso no será el Gerente General de la Planta en Pachuca.
Y retomando a Carlos, no será Ramos Padilla, el periodista, de quien hablé cuando, hace años también me robaron, y de quien conocí su informante, el Señor Alfredo Nája, de quien sólo se identificó con tarjeta más nunca con su ID oficial, porque el trámite que le auxilié en el SAT fue tendenciosamente rápido, más de lo normal, con empleadas que ahora el mismo SAT desconoce y quien finalmente le pidió a una tercera acompañante que se diera de alta y no él.

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