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EL PODER DE LA MENTE Y DEL PENSAMIENTO PERRUNOS. *Parte 2 de… varias.*  (Texto escrito las tardes del 1 y 3-Oct-2014; publicado Online).

Corría el Otoño de 1979,  cuatro niños compartían algunas  aventuras, destrampes y estudios.   Uno de ellos, era objeto de bromas y amarranavajas  que le enfurecían y eso levantaba su ira para golpear a todo quién le señalaran.   Sin embargo, uno de sus "cuates", para hacerlo enojar, amarraba navajas y le insinuaba: "éste te dijo "puñal", éste te dijo "mariquita".
El otro no tardaba en soltar golpes. Los otros dos, eran más tranquilos. Uno de ellos, hermano del  amarranavajas.  Sin embargo, aquel niño, de estilo "campirano" soñaba con una Avalancha, y comúnmente era confundido con el dueño de la "lonchería"  donde  reparaban ricas tortas (porque vivía en el piso de arriba).
Al cuarto niño, le sorprendía cómo aquél anhelaba una Avalancha, cuando tenía una  grandiosa "Escalextric" (autopista con carros control remoto).  Ese invierno, el cuarto niño acompañó a su madre al mercado de Churubusco y, justo ahí, a la bajada entre la Iglesia y el mercado, había un desnivel donde halló al otro trepado y feliz en su Avalancha M.R.,  junto con otros cuatro que casi la destrozaban. El peleonero era Sergio, el  amarranavajas era José Luis, su hermano tranquilo Ignacio, y el otro, el  otro nada importa recordar.  Sergio se convirtió en actor, dramaturgo, doblador de voces (de un castor  campirano, claro está, aunque con piel de mapache interestelar) y conductor de su propio programa. De los hermanos, nada se sabe, y del  cuarto niño, parece que se volvió loco de todo lo que le cargaba a su disco  duro neuronal.

1984, terminaba el descanso de 5 minutos y tres adolescentes se dirigían a sus salones (el Perico, Hugo y un Perro); de repente, otros dos abordaron  a éstos: -Hola Parrot, entonces ¿sí?  -Ya te dije que sí Clau; ¡aah!, él es Hugo, y él, un Perro.
-Hola, yo soy Claudia, y él es uno mundialmente conocido aquí.
Terminaron el acuerdo y continuaron, cada grupo, su camino, a la par que  saludaban de lejos a Negrete y Guerra (dos consentidos del Eléctrico  profesor; el primero, ahora ya todo un médico en Tv).   
Para 2011, "el mundialmente conocido" tuvo la gentileza, en un programa musical nocturno, de decir que había estudiado en la Sec. 35, y aún siendo uno de los mejores flautistas del mundo, además de compositor y traductor de partituras musicales, no alejó su modestia de compartir su música como lo hacía en aquellos ochentas, para un grupo de ratones de Hamelin que le escuchaban hipnotizados.   Y justo esa noche del 2011, mientras un genio musical explicaba sus logros y composiciones, el otro (Perro), otrora adolescente, escribía tontería y media de un  aparente intento de Libro titulado "Sexo Perruno", que ya traía en su mente y memoria, sin ocultar que la gentileza de un excelso músico (Horacio) podía devolverse con otra gentileza, aunque tal, hubiese sido una petición de tercera persona, y al aire. La misma y otrora escuela secundaria le devolvía a la vida su presente recuerdo de ésta.


Paralelamente, en 1983, otro secundariano, consentido de la profesora de Química, anhelaba ser historiaddor y cheff profesional. -Bien  por tí Rulas, le contestaban. -¿Y tú perro?  -Yo voy a ser el Contador de algunos cheffs ó su gato de oficina, jah.  15 años después, el "Rulas" se convirtió en lo anhelado, sólo que usó su segundo nombre: Ricardo. Y el perro... lo atendió, como gato que era (ó perro, mejor dicho), al famoso Cheff cuando preguntó por algunos de los tantos tipos de mole que vendía.
 
1986, tres compas de la Voca 5 reían de sarta de bromas provocadas por uno de ellos. El serio (Raúl), el reventado (Alejandro) y el amargado (un perro, aunque nunca se ha visto a uno de su especie bajo ese adjetivo: amargado).  El Segundo inventaba los primeros estragos "versión punk" en compañía de una escoba, como micrófono, de una conocida versión santificada de un tal Peter: "yo te love, love retearto...". Estás bien loco Z...  De pronto, se aparece un tipo serio, y le llama la atención: "en eso te diviertes; vas a donde te dije; y ya entra a clases".  Francisco (hermano del showman, con micrófono en mano), estudiante de Derecho y futuro reportero de radio y Tv, le puso una regañiza tamaño 85mm al menor de la familia. Luego le habló su otro familiar (Julio, ahora músico y guitarrista). Esto no restó que, posteriormente, nuestro intérprete terminara su "rola" a petición de sus dos compas: "...pero más love, love tus eyes".
 

1991, Hugo invita a comer a otro colega.  En el camino, se topan con su hermano Miguel: -un colega del trabajo, -mucho gusto.  El colega de trabajo es un tal Perro, y el hermano es un buen reportero de arte y cultura en Tv pública.  En esos mismos años y oficinas:  -Hola Gloria, -hola Perro.  -Hola Perro, -Quióbo Memo.  Gloria, además de bella y talentosa profesional, es hermana de Sofía, productora de radio, y Memo, además de diplomático profesional, primo de Ginny, buena actriz e imitadora.

Fines de 1994, Época de inventarios. Un tipo con cara de perro los coordinaba. El nuevo Gerente, de nombre Orlando, recibe el almacén. Su secretaria invita al primero, una amiga y su hermano, a cenar.   El cara de perro, acepta, un tanto desconfiado.
La vida dá sorpresas, sorpresas dá la vida. La amiga de aquélla, resulta ser una "chaparrita" rubia, bonita y de buen ver, pero y sobre todo, muy interesante y amena de charla. -Intento ser actriz, señaló.  Y colorín colorado, su deseo fue coordinado: fue actriz de un divertido programa (Puro Loco). Y aquél nuevo Gerente, resultó ser el hermano de Leonardo, serio y respetable reportero de Radio.

1994, Ella (Refugio) recibía una llamada:
-Ese loco, me pidió mi número de cuenta. Que, "es que soy su abuela".
Por esos años (1995-96), otras dos mujeres reían, bromeaban y se burlaban, vía telefónica y por alta-voz: sí gü..., no chi... pi...   -Pobre gü..., entonces se lo ching..., le dieron baje ¿a toooodo?   -Toodo, por no ligarse a nadie.   -No ching... pin... Agustina.  -Pobre pend..., a poco tú no le tomarías todo para someter a tu hombre, Reyna.   -A ver, hácelo a mi jefecito, que es medio puñ...   -ó al Ort...   -Jaaaa, ja, ja.   -Ja, ja, ja.   -No chin... ésa (Refugio) está seca gü...

Por esos años (1994-95), otra conversación similar en contexto pero de diferentes personas (Contadores) señalaba:  -Ese gü... se parece un chin... a González (un socio de mediano despacho, ya fallecido). ¿Conoces a Espejel y Bongfilio?   -No.
-Los maneja una vieja, junto con varias pu...   -No te metas en líos Leopoldo, y no me vayas a meter a mí, porque entonces, sí me enojo.

Por esos años (1994-95), otra conversación similar en contexto pero de diferentes personas (Contador y Sistemático).   -Ten.   -¿También hecen servicio de limpieza de baños y barran la casa?  -No gü... es para que...   -Entonces, mientras el "novato" Contador recobro impuestos ISAN, detecto vulnerabilidades en el sistema de cómputo, los sistemáticos van a prostíbulos.   -También tienen "sustitutos ó dobles" que se parecen a otros.   -No me metas en líos con tu "Norman", ¿así se llama la prostituta de esta tarjeta?  -Tú te lo pierdes.  -No me metas en líos Francisco, por favor.

2007,  el Contador de la empresa donde se venden bacterias para pan, ríe al teléfono con un tal "Barajas, J.M":  -Que no sea gü... si se lo dejé en los recibos de honorarios. Mándale a la Talía. No vá a saber, el gü...
A fines de Diciembre, el Contador lo invita a la fiesta de fin de año.
Años después (2008), 
 en esa misma cuenta bancaria
es en la que le exigen a aquel tipo (ninguno de los anteriores pero quién sí trabajaba con
la primera (aguantando cada mentira expresada a su entonces jefe, el Director Financiero, desde culparlo por llamadas que no hacía, información de Hacienda que sí reportaba, hasta altas y trámites del SAT asignados a ella donde no quería ir por "tener otros compromisos". Esto es: hábil para mentir pero difícil que una mentira perdure) -y para el primero-, además de ser jefe de aquel Contador) para que deposite los pagos de un lote de papelería ofrecida justo el día en que le robaron el resto de sus bienes. Llegan a él personas con nariz operada (Ixchell y Yareli), sus cuates (Diego y Alexandra), y una más (Thália), fingiendo ser pobres y solicitando empleo. No cabe duda que se desquitaron con el equivocado; y por eso, otros se desquitaron (y continuarán) desquitándose con sus esposos (as), hijas y demás familia. Lo que es no tener qué hacer. Ironía de la vida.  Y del prostíbulo: aquél perro tiene de vecino al doble de "González", le hacen bromas en Cashapoyoefectivo (una caa de empeño) con otro similar al sobrino de su cuñado, le siguen protitutas a quienes les pagan por jugar a ver quién se acuesta primero con él. Y los Directivos de aquéllos, ni pena ni gloria, sólo hasta que a ellos les afecte, si éste le llama al dueño de cada empresa, claro está. Y es hombre de palabra.

Aunado a esto, existe un vínculo de marketing entre marcas de productos y empresas conocidas, a través del consumo que cada persona que es "vigilada" realiza. Asimismo, si tiene perro, éstos realizan lo mismo. Por ello, pegan carteles, tales como "se busca", "se perdió", "es de la familia", refiriéndose todo a que "la familia" es un grupo de estas personas que desea "apadrinar" a una persona, mediante sus mafias. Utilizando nombres de equipos de futbol, cuya "liga" es el grupo de empresas y personas amafiadas, y el tipo de deporte, es el número de personas que visitan e inspeccionan su negocio. De ahí que le roben dinero, bienes e ideas, como lo hicieron con quien escribe esto. Pero, como no hubo sumisión, se comportan peor y corren a la persona ó la fastidian para que se vaya del local, al no conseguir sumisión. De estas personas, hay tipos llamados "santos" y "padres" (ó padrotes amafiados) quienes dan órdenes. De ahí que, el Señor Marco Antonio Castelán no pagó su cuenta por poco casi $15 mil pesos por servicios; tampoco el Señor Jesús Martínez (por casi ($11 mil 500) ó el muchacho Víctor Daniel López se fugó sin pagar el precio de una motoneta seminueva ($20 mil pesos), entre otros fraudes de estos pillos.
Todo lo demàs, es respaldado por personas de distintos ámbitos: tv, radio, publicidad, moda. Algunas de estas personas son engañadas con promesas falsas ó distintas al objeto u origen (un robo provocado por ellos mismos), como sucedió con quien escribe, al recibir 8 robos, 2 secuestros de perros, amenazas pegadas en la puerta, amenazas directas de personas quienes ya no viven cerca de su casa, entre otras cosas. otras personas, lo hacen por diversión y, al ser menores de edad, no se les puede acusar de "acoso" al manosear al dueño del negocio, robarle ó provocar discusiones falsas e inventadas. El resto de la población, desconocen los hechos concretos pero los señalados, aún excusados, lo saben perfectamente.


1998, a inicios de Mayo,
una solicitud por escrito redactaba, palabras más, palabras menos:

-Motivo de la solicitud: "Acudir a NYC a una cita formal a cenar con Frank Sinatra".  Días después de ese evento, en todos los medios nacionales e internacionales se redactaba:  -"Frank Sinatra ha muerto".

2001, Agosto, de un día semanal hábil,  dos jóvenes señoritas reñían en clase de inglés:  -Tú y yo, ¿verdad?, tú y yo ¡eeeh!   -Termino y voy a tu lugar.  -Ya es mío.  -Es de quien acabe primero.  La discusión bizantina, por estar con un tipo,  quien se sentía halagado pero apenado por tal pleito, creó un ambiente tedioso por un tiempo.  Años después, una de ellas, Natalia, se convirtió en reportera de Tv;  la otra, Verónica, buscó ser reclutadora de Recursos Humanos.  Y él..., él se las encontró a ambas, y aunque cambiadas, jamás olvidó ese amable detalle para con su  persona.
Semanas después, ese mismo tipo viajó nuevamente a NYC, a inicios de Septiembre.  Esa noche, en aquel gigantesco mezzanine, estaba mareado, respiraba tensión, sensación humeante, olor a gas, a gritos, a tedio, a muerte.  Afuera, 110 pisos arriba, un fuerte viento desolado lo confundía. Otro tipo comentó: ¿qué pasaría si un av...
Y una semana después... un loco (petrolero iletrado y alcohólico, quien le echó la culpa a su socio árabe), mandó tirar los edificios, justo donde aquél había estado noches antes.

Era la noche de Octubre del 2005,
regresaba el mismo tipo, abordo de su motoneta.  
De pronto, cayó en un nuevo pero hondo cráter,  cerca de la Central de Abasto.
El golpe fue duro pero el rebote por el impulso de las llantas lo arrojó dos metros adelante.  Aún así, se levantó, probó huesos, estaban completos
pero fisurados, el dolor era intenso y al borde del desmayo.
Renegó de las Autoridades ineptas (aún vigente el término, por cierto).
Justo un día después, cuando acudió adolorido a trabajar,
todos lo felicitaron por presumir su "nuevo coche"  (siendo que él lo llevaba por necesidad pero no por placer ni presunción, simplemente no podía mover ambas manos ni caminar).  Recibió una llamada. Era su hermana: "mamá sufrió un accidente, está muy grave".  Poco menos de 24 horas después, su madre murió, víctima de los golpes (y de un... irrespetuoso de las vialidades).


2008 a 2013, ese mismo tipo vé una oportunidad de transmitir
sus conocimientos a jóvenes inexpertos en técnicas de aprendizaje. La mayoría, simplemente omitió esa oportunidad, y tomó esto como un simple  luego, con distracción e indiferencia.  Y, a cambio de eso, le pagaron con hurtos a sus bienes, equipo, libros, cd's y material.  Años después, los jóvenes se lamentarán de no haber aprendido la lección.


2008, "Orgullosamente MDK", refería el slogan creado por este individuo (refiriéndose a la Honorable, Inquebrantable, Integra y apreciada escuela de artes marciales) quien se decía microempresario y quien creó su propia página web que, aunque sencilla, en contenido era y continúa siendo interesante para varias personas.  Algunos años después, esta frase fue adoptada por un grupo  empresarial de radio, refiriéndola a su estación.
Nadie sabe para quién trabaja, principalmente cuando los "poderosos" de este gremio se unen para fines de destrucción, tipo Teoría de Freeman (el tonto economista cuya regla es hacer dinero, olvidando ética, amistades y honor) y no de competencia (el verdadero Capitalismo).

2009, diálogo entre microempresario perruno y su sobrino:
-Oye, te la tengo mañana pero dame la clave de acceso.
-Es "MORENA" (clave a una de sus PC's prestadas temporalmente, a la cual se le cambiaría y actualizaría su software por uno nuevo, con "licencias originales" y un hardware "RAM" más potente. Básicamente, el nombre usado como clave derivó por una joven cliente de piel morena, bonita pero muy seria, a quien el microempresario atendía en Cuautitlán, junto con su madre, donde se divertían los breves momentos que platicaban).
Años después, fue usado este adjetivo con fines políticos de escisión.
Nadie sabe para quién trabaja, menos cuando lo toman de "ejemplo". Y peor aún cuando no le pagan por ello centavo alguno por los derechos de conocimiento.

2011, aquel tipo de mote perruno escribió: "que tengan un buen... fin".
Meses después, aquella frase la tomaron tanto uno con empleo de Presidente y otros dos como de Hacienda y Economía, y la convirtieron en una especie de "Black Friday", Región 4.  Nadie sabe para quién trabaja.
 
EL PODER DE LA MENTE Y DEL PENSAMIENTO PERRUNOS. *Parte 1 de… varias.*
(Texto escrito la noche ventosa con antojo tetero y cafetero del lunes 12-Nov-2012, y publicado a la mañana siguiente).

 
Hablar de la mente automáticamente envía al lector a pensar en “poderes sobrenaturales”, “esoterismo” y demás supersticiones en las que procuraré no caer como cualquier vendedor de tv, revistas, periódicos y radio que trabajan y viven de ello, con buen sueldo y a costa de la ingenuidad de muchos, puesto que la charlatanería es un buen medio comercial del que muchos no se pueden resistir, aún sabiendo que es totalmente falso y truculento.
Tratar el tema del pensamiento nos transporta a un aspecto “intelectual” limitado y elitista que pudiera acomplejarnos porque “no nos sentimos capaces” de entrar en semejante plática entre ávidos lectores arrogantes que nos hablan de “ideas exclusivas para estudiosos”.
Hagamos a un lado estas dos situaciones donde la mayoría nos predisponemos y nos bloqueamos, además de que no vienen al caso en este momento y no siempre son realidad para aprender, estudiar ó desarrollar a cada persona, y tratemos el punto más importante: el proceso de aprendizaje y la preparación de la mente para estar dispuesta a “aprender”.
 
Para ello, marquemos los aspectos que considera este perro ladrador para llevar a la mente a un grado de “disposición” espontánea y abierta para asimilar lo que “ve, oye, lee, piensa y estudia”, y considerémoslos como “preparativos”:
   a)      Fuera prejuicios: es verdad, si aprendemos a observar detenidamente, si leemos más, si analizamos bajo ciertos procedimientos, por supuesto aprenderemos mucho más; y si esto lo practicamos como “hábito”, después el mismo cuerpo nos lo pedirá. Así que… sólo digamos “estoy listo”, similar a cuando ustedes le dicen a su mamá “estoy lista mamá” cuando salen ó “estoy listo mamacita” a su amante cuando engañan a su esposa. Sólo tengan cuidado porque también eso se hace hábito.
    b)      Todo, -hasta lo más complicado, es posible aprenderlo: el problema de aprender algo depende más de la disposición y la práctica que de la complejidad. Sin embargo, no debemos negar que, dependiendo de la edad –y no precisamente por los años que se tengan de edad-, el tiempo disponible varía; por tanto, en la niñez es más frecuente que al pequeño se le induzca a un aprendizaje más severo, ya sea forzándolo ó dedicándolo la mayor parte del día a una sola actividad para perfeccionar lo que desea practicar ó aprender, y en un adulto el tiempo disponible sea menor, producto de las múltiples actividades y obligaciones que tiene. Razón principal por la que muchos adultos desertan de su objetivo: deporte, algún idioma adicional, un curso de perfeccionamiento de una máquina, un instrumento musical, un libro, una disciplina de alimentación, control de peso, etc.
      c)       Se aprende más rápido lo que a uno le gusta, lo que nos divierte, y se hace más tedioso lo que nos aburre: por tanto, el asesoramiento ó la correcta guía de otra persona es razón fundamental para el iniciado. Sin embargo, también existen excepciones y surgen los autodidactas, -como este perro, que ha aprendido bajo ambos procesos, tanto del apoyo de un asesor como en forma autodidacta. Ambos funcionan.
     d)      Tenemos que conocer lo más temprano posible nuestras habilidades: punto que está muy de moda, para fines comerciales y de explotación infantil de falsas y efímeras esperanzas de niños prodigio que no lo son ó de talentos no descubiertos. Para que haya un Mozart nuevamente no es tan sencillo. Las “piña” (trampa) de las noticias y medios comunicativos, para hacer atractivas sus notas, es que exageran en éstas, y con ver a un niño tocando el piano ya le llaman “el nuevo Mozart”.
No, no es tan simple. Mozart era compositor, además de que tocaba tanto el violín como el piano. Mozart compuso tantas obras que aún este perro no ha descifrado matemáticamente cómo lo hizo y con qué velocidad como para terminar cada una de ellas, ó si acumulaba varias en un solo día ó si tenía una metodología mental de hacer quizás cinco y sólo darles caminos diferentes al mismo tiempo. Eso es lo que se llama prodigio. Los niños actuales presentados como superdotados son producto de aterradoras prácticas esclavizantes, y pocos -resultan pocos en verdad, son producto de su talento por el placer de hacerlo.
     e)      Hay definitivamente una fuerza mental desarrollada en cada individuo que le hace ser brillante y diferente al resto de los individuos considerados como “normales”. Si continuamos con la vida de Mozart, indudablemente tenía inquietudes que, si las trasladásemos a época actual, cualquier psiquiatra de pacotilla le estaría dando tranquilizantes, depresores y llamándolo “niño con déficit de atención”, clasificándolo como problema mental en lugar de abundar a una escala mayor del pensamiento. Ese es el problema de época actual; por tal motivo, los genios mejor nos ocultamos ó los mantienen semitarugos con “medicina” para el alebreste. Razón explicativa del por qué los excesos físicos y mentales en algunas de las personas “normales” dentro del deporte, arte, música, radio y televisión les llevan al consumo de relajantes, drogas, estimulantes y demás similares que les mantengan un rato “concentrados” para poder “abrir su mente”. Simplemente el exceso y falta de autocontrol rebasó sus capacidades ordinarias. Ahora imagínense a los genios sometidos a las mismas presiones; acabarán como el genio que ganó el Nobel de Física hace 60 años, con detección (de esas época durante los años 50’s) de un trastorno ezquizoide que más bien yo lo catalogaría como alucinaciones temporales auditivas (y no visuales, como lo trata la película, técnicamente improbable), físicamente provenientes de uno de sus lóbulos cerebrales, que en nada le restan cordura en el resto de sus funciones cerebrales; ó del genio musical que tocaba Ragzmaninov al piano, y acabó colapsado y aislado de tocar bajo multitudes de auditorio dispuestas a escucharlo (terminó en un bar tocando) totalmente idos, aunque no por ello dejan de ser genios, -mal encaminados, y excesivamente explotados y presionados, pero genios al fin y al cabo.
 
Ahora bien, ¿qué pasaría con algunas mentes llamadas retardadas, de lento aprendizaje, con un gen físicamente deficiente, física y psicomotrizmente limitados, autistas y relacionados?
No entraré en polémicas con profesionales del ramo mental ni con los que se dicen expertos. Lo que expresaré a continuación es únicamente mi punto de vista perruno, con base en mis conocimientos y experiencia, bajo mis propios parámetros de procesos de aprendizaje, procedimientos, práctica y sistemas e inducción al logro de algún objetivo mental, de aprendizaje ó de desarrollo de habilidades.
Trataré exclusivamente casos y personas “reales”, y pido no juzguen esto como antiético y demás paranoias propias de la ignorancia de personas que acostumbran por todo hacer mitote. Todas las personas con quienes procuré la mejora de un desarrollo mental obtuvieron beneficios, confianza y avances sorprendentes, que fue lo importante.
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Luis Gerardo (Julio 2008/ Mayo 2009).
Luis Gerardo es un muchacho radicado por necesidad -pero no oriundo- de Santiaguito Tultitlán; de condiciones aparentemente propias de una familia con recursos limitados, no es ni el más pequeño ni el grande dentro de su esquema de hermanos, sino el segundo -en forma descendente, según entendí, quien no estudiaba, ni trabajaba ni hacía nada. Al contrario, era un “sí, sí”. Sí vagueaba, sí hacía travesuras, sí perdía el tiempo jugando maquinitas. Todo, producto de un descuido, quizás por inexacta detección de su problema, quizás por ignorancia y condescendencia en resignación, propia de sus padres. Dentro de las dos pláticas que tuve con su madre, entendí que tenía un problema de “lento aprendizaje” que no era originado por otra cosa sino porque así se lo mandó Dios para toda la vida, pero que, según ella, por suerte no se convulsionaba, -aunque le enviaban medicina para controlar eso, “por si las dudas”, lo cual no me quedó claro, al ser tres problemas distintos en origen: aprendizaje, convulsiones y deficiencia mental.
 
Nunca observé, durante el año que lo recibí en mi local, problema alguno derivado de estas tres situaciones. Al contrario, lo induje a aprender un poco de cómputo y el muchacho aprendió más que ello. Era algo así como Tommy, el del Pinball, pero en las máquinas, aunque no era el objetivo, pero me intrigó cómo era que dominaba los juegos de cómputo, por lo que le comencé a enseñar también algo de Excel y Word, mismos que aprendió pero que, obviamente, le resultaron aburridos porque “había que leer” y su mente no le permitía estarse “en paz” en un solo lugar, sino procuraba un estado dinámico de especial atención de su mente, lo que podría dar motivos para proponer un posible problema de concentración, ó déficit de atención, pero con mucho de chantaje de su cosecha (cosa que no coincidía con la deficiencia de atención), porque se quedaba quieto cuando su hermano ó madre le soltaban billete para estar en la computadora un par de horas.
 
Llegó a pedirme -tanto su madre a favor de él como él mismo, trabajo ó trabajar un rato en la limpieza a cambio de “concederle tiempo de computadora” cuestión que me negué rotundamente por su propio bien.
Al poco tiempo aprendió el uso del Messenger y de otros chats casi por su cuenta, además que para mí eran de poco interés. Aprendió a enviar fotos, vínculos y a intercambiar textos, cosa que me intrigó aún más. Su hermano Leonardo, -de quien no dudo que lo conocía más que yo (en vida diaria, y no tanto en su mente), subestimaba un poco su aprendizaje, y no tomaba en cuenta estos detalles de avance y logros loables de su chantajista hermano.
Llegué a persuadir a Luis Gerardo de que finalizara su tiempo en el uso de la computadora y acudiera al llamado de su madre ó de que no hiciera de largo la orden inicial que limitaba su estancia en la computadora y priorizara acudir posteriormente, tal y como su madre se lo había indicado; cosa que, al menos cuando se lo pedí, me concedió y acudió al llamado.
Llegó el momento de ponerlo a prueba y determinar sus limitantes, por lo que hablé con él y le propuse darle clases de cómputo, en compañía de otros tres chavalones a quienes les cobré la mitad de lo que realmente costaba el curso, y por lo que respecta a Luis Gerardo le comenté que, con tal de que aprendiera y le tomara seriedad al curso, sólo le cobraría el tiempo de uso de máquina, y no del curso.
En general, esa vez, además de Word, Excel y Power point e Internet tratamos, tanto al inicio como al final de cada sesión, un poco de ortografía. Sorprendentemente Luis Gerardo tuvo avances que aún yo no correlacionaba con sus “aparentes limitantes” ya expresadas.
De los tres hermanos chavalones, sólo quedó uno y terminó su curso. Espero que Alberto haya aprendido algo de lo poco que le compartí de mis conocimientos. Sin embargo, Luis Gerardo hacía hasta lo probabilística y matemáticamente imposible por seguir acudiendo, ya sea para estar viendo cómo jugaban maquinistas, cómo sus amigos y hermano chateaban ó en búsqueda de alguien con quien platicar y simplemente distraerse de lo que en casa posiblemente no le satisfacía.
Me dí a la tarea de proponerle algo más audaz: “-para que no pierdas el tiempo sólo viendo, cada que estés aquí te enseñaré algunas palabras en inglés pero, si realmente te interesa, vas a tener que aprenderlas porque las repasaremos cada que te vea”.
Así comenzamos con “keyboard”, “mouse”, “table”, etc., donde lo sorprendente no fue escuchar a Luis Gerardo cómo las memorizaba y repetía sino escuchárselas al siguiente ó siguientes días cómo las recordaba e identificaba correctamente cada objeto señalado.
Y aquí llega una de mis habilidades, créanla o no, (me viene valiendo): cada que Luis Gerardo dudaba en alguna palabra cuando repasábamos lo del día anterior, yo guardaba silencio, aparentando espera para que él contestara, y de la cual se presentaron dos circunstancias:
    a)     Que finalmente él recordara y mencionara la palabra en inglés y
   b)    Que, cuando él no la recordaba, en mi mente se la recodaba (es table, table, table) y, adivinen. Cierto: Luis Gerardo contestaba “table”.
Bajo esta metodología trabajé con el jovenazo por un par de meses hasta poco más de un mes antes de que cambiara de local a Cuautitlán.
Incluso una noche, en presencia de su hermano Leonardo le recordé a Luis Gerardo: oye, no hemos repasado tu clase de inglés Luis, de una vez, y mientras le señalaba el objeto (las llantas de mi coche, fue la primera palabra con la que empazamos), Leonardo se burlaba: -si no sabes ni español y quieres hablar en inglés.
Tal fue su sorpresa cuando escuchó a Luis contestar en inglés aunque, debo admitir, aquella vez terminé un poco cansado porque prácticamente todo el esfuerzo de concentración de mi parte fue para transmitirle a Luis, desde mi mente, y en silencio, las palabras en inglés, para que las recordara y repitiera. No falló en ninguna (nin-gu-na) aquella inolvidable vez.
Los resultados de mi trabajo y esfuerzo no estuvieron completados. Tuve que marcharme intempestivamente y muy molesto por lo ya conocido. También me molesté con Leonardo porque nunca me pagó lo que compró en memorias flash USB, y Luis se cohibió al verme molesto por lo que comenzó a dejar de acudir a mi local los últimos días pero, de lo que pude comprobar, es que su mente está totalmente activa para ser enlazada y apoyada para desarrollarse al grado que le pude apoyar. No puedo opinar más de Luis, porque no concluí los siguientes pasos.
No así con su hermano Leonardo, con quien experimenté lo mismo, para determinar si era genético, cosa que comprobé cuando le gustaba escuchar aquella canción de su grupo “Trolebús” que decía algo así como “ser mujer, que me da placer” ó una letra similar y que me divertía.
Con Leonardo quise constatar que estuviera con la misma frecuencia cerebral que Luis y, dentro de su escándalo con las bocinas a un nivel auditivo fuerte, le pedí en silencio y en mi mente lo siguiente: “a ver bájale”, y le bajó el volumen. Pero no tanto, no exageres, “súbele un poco” y le subió nuevamente al volumen.
“Ahora bájale otra vez”, y le bajó. “Ahora súbele todavía más”, y le subió a un volumen escandaloso.
Concluí que los dos hermanos se regían por las mismas frecuencias cerebrales, y que ambos percibían en mi silencio, a pesar del escándalo de gritos y ruido del volumen, mi petición en mi mente para que lograran desarrollar su mente y lograr un desarrollo positivo y en su beneficio.
No abundé más con Leonardo puesto que andaba en malos pasos, y esas cuestiones de robo organizado que mejor no quise investigar hasta qué punto participaba.
Sin embargo, debo admitir que las otras dos de sus hermanas no se sujetaron a mi hipótesis, por lo que no puedo determinar si esto es congénito (en toda su familia) ó frecuencial, ó de una apertura frecuencial fija en varias mentes, sin importar la correlación familiar. Al menos hasta ese momento.
Ojalá que alguien totalmente objetivo y serio termine con el desarrollo positivo que tuvo el intelecto de Luis para aprender, tanto por su cuenta como por apoyo frecuencial de mi persona. Ojalá que alguien lo continúe, sin prejuicios ni esoterismos poco creíbles, sino con la procuración de una mejor ocupación de la mente individual del propio Luis, y de sus habilidades.
Dejo constancia del hecho y veracidad de todo esto, y de que hice un esfuerzo -del cual reconozco que me agotaba-, pero los logros fueron satisfactorios aunque incompletos en bien de Luis. Habrá que preguntarle a él qué recuerda de todo esto, y qué no olvidó de lo aprendido en el pasado, para evaluar su memoria de retención y su memoria acumulada, así como su memoria ram diaria, por así llamarle a su mente. Si sigue dominando la computadora, sobraría decir los avances que tuvo. Y si recuerda palabras en inglés, simplemente han sido descuidados para enseñarle. Esto ya no me toca a mí.
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 Aidé (Julio y Agosto 2008).
Aidé no representaba un problema de deficiencia mental sino de inseguridad personal, propia de su adolescencia entrante a juventud de los últimos años de secundaria y falta de interpretación a cosas de las que, años después, o nos reímos ó nos aterramos.
Con sus escasos 14/15 años, Aidé fue de mis primeras clientes cuando reinicié actividades días después en el mes de Julio del 2008, de los eventos ya multitratados. Simpática, nerviosa y temerosa. Me atrevo a decir incluso que “aterrada” por cualquier grupo social que le criticara ó la mirara juiciosamente. Acudía, algunas veces con su padre, algunas con su madre pero, después de lo que platicamos, incluso llevó a sus amigos ó acudió sola.
Detecté el problema, aunque no rápidamente; pero sí lo eliminé con esa velocidad, para dejarle claro que no era motivo de sentirse tímida, apenada ó acosada y esto le perjudicara en su contacto con sus amigos. Como cualquier joven en pleno crecimiento hormonal y físico, en la etapa más difícil que pone a prueba a todas las personas “la adolescencia”, Aidé llegó a mi local con una timidez de “no saber cómo reaccionar” ó si esto iba a ser motivo de burla por mi persona hacia ella, por lo que, cuando comencé a platicar con ella y con su madre, mientras imprimía páginas de su archivo solicitado noté que, cuando se reía, se ponía la mano enfrente de sus labios y boca, ocultando su expresión.
Esto sucede cuando una persona (y yo pasé por algo similar, aunque me valió; pero no oculto que, a veces, me limitaba el comer algo que deseaba ingerir) siente miedo y se preprograma para evitar reir, principalmente porque “usa braquets”. Aidé los usaba y, por miedo, ocultaba su sonrisa.
Corté de tajo su miedo y le señale, de inmediato, lo siguiente: “conmigo no necesitas ocultar tu sonrisa, yo usé también frenos, y no es para tanto, salvo que no podía comer todo lo que quería, pero eso no me limitaba a reirme. Y menos tú (luego se presentó y me dijo que se llamaba Aidé) que tienes una hermosa sonrisa. Al contrario: lúcela, ríete, sonríe, ánimo, y que te valga”.
Sus ojos le brillaron, su madre sonrió un poco y, automáticamente, se quitó la mano de su boca y labios y dejó entrever una hermosa sonrisa, sin que los braquets limitaran su espontánea expresión.
Al día siguiente, regresó, llena de confianza, en compañía de su padre, quien, por cierto sonreía. Cuando Aidé me solicitó nuevamente una impresión, esta vez se presentó con su pasaporte: “lo hizo con sonrisa de oreja a oreja, ojos brillantes y plena confianza” de que no valía la pena ocultar tal situación cuando se tiene una hermosa sonrisa que lucir. Sólo dije “a la orden, así te quiero ver siempre, qué diferencia”.
Me visitó un par veces posteriormente, dos de ellas con sus amigos, y me agradeció algo que no era necesario agradecerme, pero que lo valoré: “gracias”, y sonrió, sonrió como supongo no lo había podido hacer por varios días ó meses.
Yo agradecí su sonrisa, me iluminó mi día.
Aidé es un ejemplo de una situación que, si no se aclara y resuelve lo más pronto posible, de una manera espontánea, clara y verdadera, puede ser una causa de un sentimiento de inseguridad aterrador e inolvidable para toda su vida. No dudo de que la primera impresión de sus amigos al verle fue: “usas braquets”, ó que se usara como herramienta de hostigamiento y burla por otros compañeros de escuela ó amigos de cuadra. Lo importante aquí es que le quedara claro a Aidé de que esto es simplemente una etapa temporal y pasajera de la cual habrá más beneficios que daños: lucirá todavía más hermosa su ya de por sí linda sonrisa. Sin embargo, conozco personas que todavía tienen estragos de un episodio aterrador vivido por esta circunstancia. Para un adulto, tal vez resultaría fácil decirle a un adolescente: “no es para tanto”. Pero, para un adolescente implica su vida en ese momento, su supervivencia en la escuela, su confianza y su comienzo de una madurez para enfrentar estas situaciones.
Donde quiera que ahora estudie, espero que Aidé siga sonriendo. Dejo constancia verídica de este suceso y me satisface que el obstáculo haya sido resuelto.
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 Luis Fernando (Julio 2008/ Mayo 2009).
Luis Fernando es un jovenazo (entonces precoz niño listo) que terminaba sus últimos meses de primaria. Muy listo y hábil; un tanto cínico y ventajoso, pero admirablemente trabajador. Le ayudaba a su madre y tía en su cocina económica por las mañanas, incluso repartía en su bici. Al mediodía estudiaba la primaria durante el turno vespertino, y regresaba para adelantar su tarea, sea en mi local ó directamente en el de su madre.
Agresivo, explosivo en palabra y temperamento, como medio de defensa, contestatario como armadura que le cubría; pero, por algunos momentos, una frágil y obediente personalidad en la que le quedaba claro que el trabajo y estudio temprano serían sus armas para salir adelante y tener dinero en la bolsa.
Sin embargo, varias veces lo ví avergonzado por ser regañado frente a otras personas, principalmente por su tía, a base de gritos, insultos y groserías. Cada quien su familia, pero no es para tanto.
Quien le rodeaba, entre conocidos, le decían en ocasiones el “Dalay”, por su temperamento agresivo y explosivo (donde lo comercialmente requerido es aparentemente tomar un Depresor como este artículo farmacéutico del cual no me constan sus virtudes); sin embargo, éste era –como ya señalé, su medio de defensa. Sí noté una expresión de falta de aprecio de sus logros personales, por parte de su familia, porque entendí que era muy destacado de entre su grupo. Aunque no se note, muchos niños requieren de, cuando menos, una simple expresión de “felicidades” ó “bien hecho”, como parte de reconocimiento a sus expectativas escolares que le incentiven a continuar sin dudar de que ése, precisamente ése, es el correcto camino.
Derivado de esto, usualmente escuché a Luis Fernando decir: “yo lo terminé primero el examen”, “ya terminé mi tarea desde que salí” ó “la hice en la escuela”; en parte entendí que, con esto, procuraba una respuesta de solidaridad por su cumplimiento y, en parte, por su necesidad de organización para disponer de tiempo suficiente para apoyar a su madre ó para gozar de su propia libertad de utilizarlo como más le pareciera y como él mismo se organizara.
Mi opinión con Luis Fernando se limita al hecho de evaluarlo para determinar si es factible complementar sus estudios con las habilidades que, desde sus 11 tempranos años ya me demostraba, y saber si puede desenvolverse en actividades que le llamen la atención, pero que no demeriten su rendimiento: música, deporte (entiendo que jugaba futbol), artes marciales (algún día se lo sugerí), o adentrarse más seriamente a una especialización directamente, sea del ramo tecnológico ó industrial, y poder, con ello, aprovechar su temprana vivacidad que ya posee, de ser autosuficiente, con confianza en sí mismo y determinado a sobresalir aún más, evitando su frecuente fanfarronería y canalizarla positivemente en el descubrimiento de todas sus habilidades.
Aún cuando no lo considero ni genio ni superdotado, sus tempranas cualidades le dan la característica de ser un indicio de "brillante" y de mostrar a su temprana edad parte de sus cualidades y habilidades.
Fue otro caso que dejé inconcluso y no supe hacia dónde emigró en la secundaria, y si ésta también fue fácil para él ó tuvo obstáculos mucho más difíciles que le frenaron su crecimiento intelectual y redujeron su autoconfianza. Lo desconozco.
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 Marlene (Junio 2008/ Mayo 2009).
Marlene era una iniciada adolescente de 13/14 años cuando visitó las primeras veces mi local, más que en busca de monografías, sí en busca de respuestas que sus padres y familia no le contestaban. Su tajante decepción inmediata no le permitía definir si desesperarse ó, de plano, mejor guardar silencio cuando su petición ó pregunta no era satisfactoria en contestación. En síntesis, su pregunta no obtenía una fructífera respuesta.
De recatado cabello peinado en cola de caballo y hacia atrás, Marlene denotaba con esto un freno casi automático para expresar sus reales inquietudes. Por el perfil físico de su madre, había una inquisición de no concederle algunas individualidades e intimidades propias de una adolescente que Marlene requería, volcando este aspecto en ser un tanto discriminadora con algunos de los usuarios restantes de mi negocio. Por prevención, por si las dudas ó por precaución, mejor ni te hablo. O, como decían en la secundaria, “fuchi, hazte para allá que, desde aquí es mi lugar”, denotaba en sus expresiones y palabras duras y firmes.
Por su insistencia, Marlene es de las jóvenes que puede causar desesperación: “pero entonces, no la tienes”, ó “no hay algo parecido”, “pero, entonces, no la tienes”. Ya no sabía si era consigna de sacarme algo que no tenía, producto de su juego, ó atender a Marlene con su personalidad. Opté por lo segundo, y procuré tener alternativas para brindarle, en caso de lo primero.
Poco a poco Marlene encontró en mi persona respuestas, tal vez simples, tal vez en ningún otro lado las había encontrado, ó tal vez nunca pensó en que podía ser ó haber una solución a su complejidad. Paralelamente, ella comenzó a ser un tanto más tolerable, tanto conmigo como con el resto de las personas. “-Bueno, no tendrás alguna opción”. Y le busqué esas opciones que en otro lado no le concedían. “-Mira, de aquí te puedo recortar esto, de acá esto y de acá imprimimos esto otro, ¿te parece, te es útil?

Su sonrisa recatada permitía ver brillar sus ojos de haber obtenido finalmente respuestas a la compleja vida que, de repente, le brotaban como obstáculos. “-Yo me espero, si quieres atiende a los demás”, -me expresaba cuando requería información diversa, lo que la volvió una persona un poco más paciente. Y yo correspondía con las respuestas a sus requerimientos de tarea ó información solicitados.
Alguna vez, la ví inquieta, no despegaba su mirada fija en mi persona y lo noté pero no dije nada, sólo contesté en mi mente: “sí, te ves y eres bonita, y te verías más bonita todavía si te soltaras el pelo”. Levanté la mirada y asenté son mi cabeza. Sólo titubeó y salió casi de inmediato, un tanto agitada. Me preocupó su deseo de mi aprobación y su inseguridad por saber que sí llamaba la atención tanto por lo bonita que era, como por su propia persona, pero ella quería que se lo dijeran abiertamente, sólo que no hallaba cómo preguntarlo para oirlo (tan claro, como fuerte de voz, es la respuesta que aguardaba), así que me llevé trabajo camino a casa de cómo hacer que ella confiara en sí misma. Ya en casa, sólo me concentré en pensar: “eres bonita, confía en tí, en serio, no miento, no dudes de tí, eres bonita; es más, suéltate el pelo y todavía te verás más bonita, lo digo en serio”. Caí fatigado, casi semidormido y no recuerdo si cené algo; al parecer, mejor dormí sin alimento alguno.
Al siguiente día, las actividades me absorbieron y había olvidado a Marlene en su aspecto de autoconfianza. De repente, la ví llegar emocionada y entró a mi local. Marlene había crecido y madurado por lo menos 3 años. Con el cabello suelto, ojos brillantes y un tanto nerviosa por recibir una aprobación de mi parte, permaneció como de costumbre: callada, esperando su turno.
Al mirarla detenidamente, de inmediato concedí y se lo expresé: "-te queda bien el cabello suelto, te vez más bonita de lo que lo habitualmente vienes". Y ella también, como que respiró concediendo: "-es que luego me veo como leona, pero quise hacer lo que me sugeriste".
Mi expresión se sorprendió y no dije nada, sólo sonreí. Ella insistió: "-sí, ¡tú me dijiste que me soltara el pelo, ayer! ¿nooo?"
Sólo sonreí y asenté con la cabeza. Buena decisión tuya, “me sosprendes” y hasta te ves más alta, vas a ser tan alta como tu madre, respondí, con una sonrisa.
“Bueno ya”, -replicó, como diciendo “ya no quiero tantas flores que esto es un rosal”. -"¡Pero, tú me lo dijiste!, ¿o lo soñé?", terminó insistente.
-A tus órdenes, concluí.
Desde ahí hasta mi último día en Sa